ACERCA DE LA FE CATOLICA ANTIGUA
La independencia de los católicos respecto de Roma y del Papa es legítima, en tanto el creyente se adhiere a una iglesia con libertad de conciencia y comparte su legado histó-rico-doctrinal. Pasar por alto este derecho, ofende la presencia de toda Iglesia Católica
Independiente de Roma (sea Ortodoxa o Anglicana-Episcopal o Antigua).
La independencia de los Católicos Antiguos respecto de Roma y del Papa no debilita su fe; porque los católicos en general y las Iglesias Cristianas Evangélicas incluidas, profesamos que lo central del misterio de fe es proclamar un Unico Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Aceptar al Papa como infalible y primado universal de la iglesia de Cristo, no es dogma de fe, no es esencial para la fe. Lo cual no debe interpretarse como desconocimiento y demérito a la dimension ecclesial e histórica del papado.
La Iglesia Católica Antigua cree, profesa y predica la fe recibida en herencia de los Apóstoles.(Credo Niceno-Constantinopolitano, Misal Romano, Obra Nacional de la Buena Prensa, México, 1991, p. 288)
La Iglesia Católica Antigua no rechaza ni discrimina a nadie. Acoge y da la bienvenida a todos sin tener en cuenta raza, lengua o preferencia sexual.
Profesamos que las enseñanzas bíblicas que conducen a la unión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, deben distinguirse claramente de las normas, preceptos y disciplinas eclesiásticas; y que ninguna autoridad debe compeler a nadie a aceptar como verdad revelada lo que no contenga fundamento en las Sagradas Escrituras y en la sana tradición de la Iglesia.
Sus obispos son consagrados por obispos católicos con sucesión apostólica válida.(Op Cit, p. 523)
Sus sacerdotes son ordenados válidamente por un Obispo sucesor de los Apóstoles.
Nuestros Obispos, Sacerdotes y Diáconos pueden ser casados según la tradición de la
Iglesia atestiguada por San Pablo en sus cartas a Timoteo (1 Tim 3, 1-7); (Tito 1, 5-6).
La ordenación de hombres casados esta sólidamente fundamentada en la Sagrada Escritura desde el principio de la Iglesia con la elección de Pedro, hombre casado para dirigir la primera Iglesia.
El celibato sacerdotal obligatorio (legislado en el Segundo Concilio Lateranense en 1139 bajo el pontificado del Papa Inocencio II) admitido por muchos es una tradición enraizado en la disciplina de la Iglesia, no en la Revelación.
No estamos en pugna ni competencia con ninguna Iglesia, porque todos somos llamados a ser apóstoles del único Maestro, Cristo Jesús. Practicamos y celebramos los siete sacramentos, signos y dadores del amor y perdón de Cristo Jesús. Confesamos que la co-munión con el Cuerpo y Sangre de Cristo son prenda de vida eterna y remedio saludable para el perdón de los pecados, por tanto todo bautizado participa de la sagrada comunión.
Sin desconocer las palabras del Evangelio respecto al matrimonio, consideramos que la pareja divorciada, sobre todo cuando existe un amor real y auténtico puede iniciar una nueva vida con la bendición de la Iglesia. Afirmamos que la pareja que vive según el plan de Dios establecido desde el principio es un verdadero matrimonio y no están desposeídos de la gracia de Dios; sin embargo, animamos a las parejas a buscar el reconocimiento legal de su unión y al compromiso cristiano significado en el sacramento del matrimonio.
Amamos, honramos y veneramos a la Virgen María, como la Madre del Hijo de Dios.
Admiramos y veneramos a hombres y mujeres que han alcanzado la santidad por su fidelidad a Cristo Jesús y su entrega al servicio del prójimo.
Independiente de Roma (sea Ortodoxa o Anglicana-Episcopal o Antigua).
La independencia de los Católicos Antiguos respecto de Roma y del Papa no debilita su fe; porque los católicos en general y las Iglesias Cristianas Evangélicas incluidas, profesamos que lo central del misterio de fe es proclamar un Unico Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Aceptar al Papa como infalible y primado universal de la iglesia de Cristo, no es dogma de fe, no es esencial para la fe. Lo cual no debe interpretarse como desconocimiento y demérito a la dimension ecclesial e histórica del papado.
La Iglesia Católica Antigua cree, profesa y predica la fe recibida en herencia de los Apóstoles.(Credo Niceno-Constantinopolitano, Misal Romano, Obra Nacional de la Buena Prensa, México, 1991, p. 288)
La Iglesia Católica Antigua no rechaza ni discrimina a nadie. Acoge y da la bienvenida a todos sin tener en cuenta raza, lengua o preferencia sexual.
Profesamos que las enseñanzas bíblicas que conducen a la unión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, deben distinguirse claramente de las normas, preceptos y disciplinas eclesiásticas; y que ninguna autoridad debe compeler a nadie a aceptar como verdad revelada lo que no contenga fundamento en las Sagradas Escrituras y en la sana tradición de la Iglesia.
Sus obispos son consagrados por obispos católicos con sucesión apostólica válida.(Op Cit, p. 523)
Sus sacerdotes son ordenados válidamente por un Obispo sucesor de los Apóstoles.
Nuestros Obispos, Sacerdotes y Diáconos pueden ser casados según la tradición de la
Iglesia atestiguada por San Pablo en sus cartas a Timoteo (1 Tim 3, 1-7); (Tito 1, 5-6).
La ordenación de hombres casados esta sólidamente fundamentada en la Sagrada Escritura desde el principio de la Iglesia con la elección de Pedro, hombre casado para dirigir la primera Iglesia.
El celibato sacerdotal obligatorio (legislado en el Segundo Concilio Lateranense en 1139 bajo el pontificado del Papa Inocencio II) admitido por muchos es una tradición enraizado en la disciplina de la Iglesia, no en la Revelación.
No estamos en pugna ni competencia con ninguna Iglesia, porque todos somos llamados a ser apóstoles del único Maestro, Cristo Jesús. Practicamos y celebramos los siete sacramentos, signos y dadores del amor y perdón de Cristo Jesús. Confesamos que la co-munión con el Cuerpo y Sangre de Cristo son prenda de vida eterna y remedio saludable para el perdón de los pecados, por tanto todo bautizado participa de la sagrada comunión.
Sin desconocer las palabras del Evangelio respecto al matrimonio, consideramos que la pareja divorciada, sobre todo cuando existe un amor real y auténtico puede iniciar una nueva vida con la bendición de la Iglesia. Afirmamos que la pareja que vive según el plan de Dios establecido desde el principio es un verdadero matrimonio y no están desposeídos de la gracia de Dios; sin embargo, animamos a las parejas a buscar el reconocimiento legal de su unión y al compromiso cristiano significado en el sacramento del matrimonio.
Amamos, honramos y veneramos a la Virgen María, como la Madre del Hijo de Dios.
Admiramos y veneramos a hombres y mujeres que han alcanzado la santidad por su fidelidad a Cristo Jesús y su entrega al servicio del prójimo.